Como afrontar la escasez de agua

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Como afrontar la escasez de agua

Como afrontar la escasez de agua

La escasez de agua, tanto natural como de origen humano, es la falta de suficientes recursos hídricos disponibles para satisfacer las demandas dentro de una región. El agua se distribuye desigualmente en el tiempo y el espacio. Gran parte se desperdicia, se contamina y se gestiona de forma no sostenible.

No existe una escasez global de agua como tal, pero varios lugares y regiones tienen escasez crónica de agua porque su uso a nivel mundial ha aumentado más del doble de rápido que la población durante el último siglo.

La presión sobre los recursos hídricos está aumentando en varias partes del mundo, especialmente en China, India, Pakistán, Oriente Medio y muchos países y regiones de África.

Durante los últimos 50 años, la población mundial se ha duplicado y continúa creciendo. Como resultado, se ha triplicado el uso del agua para beber, cocinar y satisfacer otras necesidades. Dado que se espera que la población mundial aumente en las próximas décadas, los recursos hídricos deben gestionarse de manera más eficiente.

La degradación de la calidad del agua contribuye a la escasez. La contaminación del agua tiene consecuencias ambientales que hacen que el agua no sea apta para el consumo o uso y reducen los recursos hídricos disponibles. La contaminación se convierte así en una de las principales amenazas para la disponibilidad y reutilización del agua. Los fertilizantes y pesticidas, el agotamiento del suelo y las malas condiciones de eliminación de desechos son perjudiciales para las fuentes de agua dulce disponibles.

El mal uso de los recursos hídricos es otro gran problema que conduce a la escasez de agua. La gestión inadecuada de los recursos hídricos, ya sea para la agricultura, que utiliza el 70 % del agua dulce accesible en el mundo, para las actividades industriales o para el uso doméstico, genera una gran cantidad de agua desperdiciada. Teniendo en cuenta que estamos desperdiciando más agua que nunca, esto genera mucho “estrés” en la cantidad de recursos hídricos disponibles.

Los glaciares y las bolsas de hielo se están derritiendo en algunas áreas, afectando el suministro de agua dulce. Además, debido al calentamiento global, cada vez hay más sequías, inundaciones y olas de calor. Por lo tanto, el cambio climático está empeorando la crisis del agua, especialmente en regiones que ya están bajo estrés hídrico.

Durante los últimos 50 años, la población mundial se ha duplicado y continúa creciendo. Como resultado, se ha triplicado el uso del agua para beber, cocinar y satisfacer otras necesidades. Dado que se espera que la población mundial aumente en las próximas décadas, los recursos hídricos deben gestionarse de manera más eficiente.

La degradación de la calidad del agua contribuye a la escasez. La contaminación del agua tiene consecuencias ambientales que hacen que el agua no sea apta para el consumo o uso y reducen los recursos hídricos disponibles. La contaminación se convierte así en una de las principales amenazas para la disponibilidad y reutilización del agua. Los fertilizantes y pesticidas, el agotamiento del suelo y las malas condiciones de eliminación de desechos son perjudiciales para las fuentes de agua dulce disponibles.

Aparte de la deshidratación por la evidente falta de agua potable, el hambre es uno de los efectos más graves de la escasez de agua. ¿Por qué? La escasez de agua tiene un impacto directo en los cultivos y el ganado, lo que puede provocar escasez de alimentos y, finalmente, hambruna. Además, debido a la escasez de agua, algunas personas no pueden ducharse, lavar su ropa o limpiar sus casas adecuadamente.

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En los países más pobres, algunos niños no pueden ir a la escuela porque están demasiado enfermos o tienen que caminar mucho tiempo para llegar a una fuente de agua. Incluso cuando pueden asistir, muchos niños no pueden aprender debido a su fatiga, responsabilidades pesadas y preocupaciones por sus familias.

Cuestiones de saneamiento y enfermedades

La escasez de agua genera problemas de saneamiento al obligar a las personas a beber agua insalubre. De hecho, cuando el agua escasea, la gente tiende a almacenarla en casa, lo que aumenta el riesgo de contaminación del agua doméstica y crea criaderos de mosquitos, que transmiten el dengue y la malaria.

La falta de agua provoca otras enfermedades como el tracoma (una infección ocular que puede causar ceguera), la peste y el tifus.

Tener acceso al agua se ha convertido en un poderoso tema económico global que podría convertirse en una de las principales causas de tensión internacional. Los conflictos locales, que a veces resultan en guerras, se desencadenan por los escasos recursos hídricos. Con la creciente población mundial y las crecientes necesidades, estas tensiones podrían multiplicarse en el futuro.

Pérdida de biodiversidad

La escasez de agua tiene diferentes impactos negativos en los ríos, lagos y otros recursos de agua dulce. Daña el medio ambiente en varios formas que incluyen el aumento de la salinidad, la contaminación por nutrientes y la pérdida de llanuras aluviales y humedales. Los ecosistemas y la biodiversidad (por ejemplo, los peces de agua dulce) están amenazados por la escasez de recursos hídricos.

 

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