Un medio ambiente hospitalario describe la presencia de un entorno que no expone al paciente y al personal sanitario al riesgo de adquirir una nueva enfermedad.
Al ingresar en un hospital o clínica, estos institutos deben garantizar a los pacientes como obligación de resultados, que no deben estar expuestos a enfermedades contagiosas, traumas psicológicos, efectos secundarios adversos de medicamentos o tratamientos físicos o accidentes intrahospitalarios. Del mismo modo, la enfermera, el médico o, de hecho, cualquier empleado del hospital debe estar en un entorno organizado para evitar los efectos adversos de los factores laborales. Un entorno hospitalario seguro es, por tanto, un concepto colectivo que incluye la seguridad frente a las infecciones, así como las condiciones seguras de transporte de los pacientes, el régimen terapéutico y de seguridad, el alojamiento adecuado, los regímenes especiales de desplazamiento de los pacientes y la protección psicológica de pacientes y trabajadores hospitalarios.
Una de las principales tareas de los organizadores es garantizar la seguridad infecciosa, en particular para evitar la propagación de infecciones nosocomiales. Su prevención es de suma importancia para la formación de un entorno hospitalario seguro.